Muchas personas notan por primera vez el adenocarcinoma de pulmón por cambios sutiles y fáciles de pasar por alto, como una tos persistente que no se va, toser pequeñas cantidades de sangre, molestia en el pecho o sentirte inusualmente cansado o con falta de aire durante actividades rutinarias. Otros lo descubren de forma incidental en una radiografía de tórax o una tomografía (CT) realizada por otro motivo, especialmente personas que nunca fumaron o exfumadores sometidos a cribado. Si te preguntas por los primeros signos del adenocarcinoma de pulmón, una tos inexplicada que dura más de unas semanas, infecciones respiratorias bajas recurrentes o sibilancias nuevas son pistas tempranas frecuentes que llevan a consultar al médico y a realizar estudios de imagen.